Actualmente es usual renovar ciertos productos que en el pasado hubieran durado casi toda una vida, por ejemplo un teléfono celular, el cual en sus primeros modelos podía durar años y mantenerse actualizado sin mayor problema.
La velocidad con la que la tecnología avanza ha provocado que la renovación de este tipo de productos sea más apresurada, lo cual ha generado conceptos como el de la obsolescencia programada.
En el siglo XX se empezó a hablar del concepto de obsolescencia programada, término que el investigador Vance Packard definió como:
“El intento por parte del fabricante de un bien, de reducir el ciclo de vida de un producto para que el consumidor se vea obligado a adquirir otro similar”.
Vance Packard también clasificó los tipos de obsolescencia que existen en el mercado de la siguiente forma:
Aplica cuando un producto sustituye a otro por ser más funcional. Un claro ejemplo es lo que sucedió con los teléfonos celulares ordinarios y los smartphones.
Sucede cuando un producto pierde vigencia o es superado tecnológicamente por otro, como es el caso de una máquina de escribir ante una computadora de escritorio.
Cuando a pesar de tener un equipo completamente funcional se busca adquirir otro por moda o estilo. Ocurre mucho en equipos de tecnología los cuales se actualizan cada cierto periodo.
La extensión de vida del producto es un concepto importante, ya que este garantiza un producto de alta durabilidad y servicios complementarios relacionados con el monitoreo de servicio eficiente del equipo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la obsolescencia y el tiempo de vida de un producto no necesariamente tienen el mismo significado.
En el caso de la obsolescencia, los fabricantes de una tecnología programan o intentan reducir el ciclo de vida de una tecnología. El objetivo es que el usuario tenga que adquirir otro producto nuevo para reemplazar el anterior.
Por otro lado, la extensión de vida del producto es el tiempo específico en que cada una de las partes y el producto como tal, trabajará a su máxima eficiencia. Después de cumplir con su extensión de vida eficiente, es muy probable que el producto continúe trabajando aunque su rendimiento disminuya.
El tiempo de vida de los paneles solares es una de las más grandes preocupaciones que se plantean quienes están considerando adquirir un sistema de energía solar.
En la actualidad, muchos fabricantes garantizan que sus módulos entregarán al menos un 80% de la potencia nominal tras 25 años de funcionamiento. Posterior a este tiempo es posible que los equipos tengan un desgaste natural y reduzcan su eficiencia.
En el caso de los paneles solares, el concepto de la obsolescencia programada es una mentira pues los productos experimentan únicamente un desgaste que puede reducirse si se tiene un programa de mantenimiento adecuado y se contrata servicios de instalación profesionales. No te preocupes por estar renovando cada cinco años tu sistema de energía solar, pues éste podrá durar más tiempo del que te imaginas.